Hoy, más que nunca, me detengo a reflexionar sobre el camino recorrido. La vida, como bien sabemos, es una montaña rusa de emociones, aprendizajes y momentos que nos transforman. He aprendido a valorar el poder de la lectura (1000), ese refugio y trampolín que nos permite viajar, entender y reinventarnos. Libros como “Dignos de ser humanos” de Rutger Bregman me han recordado que, en el fondo, la bondad y la esperanza son fuerzas poderosas que nos definen y nos impulsan a construir un mundo mejor.
No puedo dejar de recordar esos momentos en los que el corazón se rompe. Hoy, agradezco que haya sucedido, porque cada despedida es también una bienvenida a nuevas posibilidades. Prefiero dar gracias porque sucedió, en vez de lamentar que terminó. (No llores porque terminó, sonríe porque sucedió -Luka Modric)
Gracias BOM por todo, por cada experiencia, eres invaluable, y me quedo con una sonrisa al final, siempre serás THE BEST (Tina Turner), siempre, siempre, siempre.
Agradezco profundamente a YHWH por la vida, por permitirme despertar cada día y abrazar nuevas oportunidades. La locución latina Carpe Diem resuena con más fuerza que nunca: vivir el momento, aprovechar cada instante, saborear la existencia con intensidad y gratitud.
Las enseñanzas de Rudolf Steiner me han acompañado en este viaje, recordándome que el desarrollo interior es tan importante como cualquier logro exterior. El autoconocimiento y la búsqueda de sentido son faros que guían mi camino.
Una vez más les comparto la playlist que me acompaño durante estos últimos 365 días de vida. Cada canción tiene un significado único y profundo. La música tiene ese poder mágico de conectar con nuestro corazón, de hacernos sentir vivos y recordarnos que cada día es una nueva oportunidad para crecer, aprender y disfrutar.
En este año, he retomado la práctica del golf, ese deporte que, más allá de la técnica, me invita a la paciencia, la concentración y el disfrute del presente. Me recuerda la importancia de vivir el aquí y el ahora, de practicar el mindfulness en cada swing, en cada respiración, en cada paso por el campo.
No puedo dejar de mencionar a mi fiel compañera de aventuras, Nala Pembroke. Su alegría y energía son recordatorios diarios de la importancia de disfrutar las pequeñas cosas, de correr sin motivo y de amar sin reservas.
Y, por supuesto, mi familia y amistades: gracias por su apoyo incondicional, sus consejos, su tiempo, gracias por su cariño y por ser mi refugio y mi motor. Sin ustedes, nada de esto tendría sentido.
Quiero dedicar un pensamiento especial y lleno de gratitud a quienes partieron a otro plano. Su huella (y patita) sigue viva en mi corazón y en mis recuerdos. Gracias por las enseñanzas, el amor y los momentos compartidos. Aunque ya no estén físicamente, su presencia me acompaña y me inspira a seguir adelante, a honrar la vida y a vivir con propósito.
Hoy, a mis 44 años, celebro la vida con humildad, esperanza y gratitud. Sigamos leyendo, aprendiendo, amando y, sobre todo, viviendo cada día como si fuera el último, HALA MADRID, LET´s GO RANGERS and YANKEES, FEDERER forever, CR7 hasta el final, Goku, chadadas y todo lo demás.
¡Carpe Diem!

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