La búsqueda del conocimiento espiritual ha llevado a la humanidad por senderos ocultos durante milenios. En las profundidades de las enseñanzas sagradas, tanto en las escrituras bíblicas como en las revelaciones de los maestros espirituales, encontramos verdades que han sido cuidadosamente preservadas y protegidas para aquellos que están preparados para recibirlas.
El Secreto como Protección Divina
El Evangelio de Mateo, en su capítulo 6, nos revela una enseñanza fundamental sobre la naturaleza del secreto espiritual. Cuando Jesús instruye: «‘Pero tú, cuando ores, entra en tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en secreto te recompensará«. (Mateo 6:6) Esta enseñanza encierra una sabiduría profunda sobre la protección del conocimiento sagrado. El acto de orar en secreto no es una cuestión de modestia o humildad solamente, sino una manera de preservar la pureza de la conexión espiritual. Como nos advierte Cristo: «No deis a los perros lo que es santo; no echéis vuestras perlas delante de los puercos» (Mateo 7:6), reconociendo que ciertas verdades requieren un corazón preparado para ser comprendidas, pero antes nos recuerda que no juzguemos a otros, el conocimiento no se debe presumir a los que no lo tienen, se debe enseñar a los que están preparados y ocultar a los que puedan hacer mal uso de éste, en ambos casos el conocimiento está frente a toda persona que lo quiera y pueda ver.
El concepto de disciplina arcani del cristianismo primitivo demuestra que desde los primeros siglos (IV y V), la Iglesia comprendía la necesidad de «ocultar cuidadosamente a los paganos e incluso a aquellos que estaban recibiendo instrucción en la Fe» los misterios más profundos de la religión cristiana. Esta práctica no nacía del secretismo por el secretismo mismo, sino del reconocimiento de que «el manjar sólido es de adultos; de aquellos que, por la costumbre, tienen las facultades ejercitadas en el discernimiento del bien y del mal» (Hebreos 5:14).
En las tradiciones de lo oculto se ha mantenido siempre que el conocimiento se refiere a «información esotérica no accesible públicamente, que se transmite a través de relaciones espirituales específicas o prácticas», pero creo que eso no es correcto, sin embargo, este conocimiento requiere preparación intelectual y una transformación del ser que permita asimilar verdades que podrían resultar destructivas para una conciencia no preparada, y creo que un gran maestro de la enseñanza de lo oculto es Rudolf Steiner (1861-1925).
La Revelación del Conocimiento Oculto
Steiner es fundador de la antroposofía, dedicó su vida a hacer accesible el conocimiento de lo oculto de una manera científica y sistemática. Su trabajo representa un puente entre las tradiciones ancestrales del conocimiento oculto y las necesidades del ser humano moderno. Como él mismo definió la antroposofía: «un camino de conocimiento para guiar lo que hay de espiritual en el ser humano hacia lo que hay de espiritual en el universo».
En su obra Cómo Alcanzar el Conocimiento de los Mundos Superiores, Steiner proporciona un manual de iniciación moderna, accesible para aquellos que no forman parte de sociedades «secretas», que tradicionalmente guardaban estos conocimientos. Sin embargo, enfatiza que este proceso debe abordarse «con respeto y compromiso ético, ya que requiere disciplina y autoconocimiento».
El enfoque de Steiner hacia el cristianismo es particularmente revelador ya que dice explorar su dimensiones místicas, conectando «las tradiciones de lo oculto o secreto del pasado con las realidades espirituales de las enseñanzas cristianas». Para Steiner, el cristianismo no es meramente una religión histórica, sino una continuación y transformación de los antiguos misterios.
Su obra está repleta de referencias al conocimiento oculto y a los misterios divinos. Señala como el profeta Daniel (12:9) recibe revelaciones que «están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin», mientras que el apóstol Pablo habla de «…Cosas que ojo no vio ni oído oyó, que ni han surgido en el corazón del hombre, son las que Dios ha preparado para los que lo aman.» (1 Corintios 2:9). Estos pasajes no son coincidencias, sino indicaciones claras de que existe un conocimiento profundo reservado para aquellos que han alcanzado la madurez espiritual necesaria, Steiner dice que esto sólo puede alcanzarse por personas nobles, de buenos sentimientos y altos valores éticos, libres de pensamiento pero que no sean dadas a la fantasía como lo son las personas supersticiosas; porque en los sueños, las ilusiones y las supersticiones se esconden los enemigos más peligrosos en el camino del conocimiento.
El libro de Proverbios nos dice en su capítulo 25 versículo 2 que «es gloria de Dios encubrir una cosa, pero la gloria de los reyes es investigar un asunto». Esta aparente paradoja revela una verdad fundamental: Dios oculta ciertas verdades no para negarlas a la humanidad, sino para protegerlas hasta que estemos preparados para recibirlas y aplicarlas sabiamente.
La Oración como Portal al Conocimiento Oculto
El mandato de orar en secreto trasciende la simple práctica devocional. Mary Baker Eddy, en su interpretación espiritual del Padre Nuestro, escribe: «Para orar correctamente, debemos entrar en el aposento y cerrar la puerta. Debemos cerrar los labios y silenciar los sentidos materiales. En el santuario callado de las aspiraciones sinceras, debemos negar el pecado y declarar la totalidad de Dios». (la relacion bíblica la encontramos en Mateo 6:5-15 y Lucas 11:2-4)
Esta comprensión revela que la oración en secreto es, en realidad, un método de iniciación espiritual. Al retirarnos del mundo externo y entrar en nuestro «aposento interior», creamos las condiciones necesarias para recibir revelaciones que no pueden ser transmitidas a través de los medios ordinarios de comunicación.
El conocimiento oculto ha sido protegido a lo largo de la historia por una razón fundamental: su poder transformador puede ser tanto constructivo como destructivo, dependiendo del nivel de desarrollo espiritual de quien lo recibe. Las tradiciones del ocultismo han comprendido siempre que el conocimiento sagrado se refiere a una forma de sabiduría divina que requiere una comprensión profunda que no es evidente para la mayoría.
Para Steiner los misterios sagrados de la antigüedad establecían «diferentes niveles de iniciación, así como doctrinas que eran misterios en el sentido de requerir una explicación sobrenatural». Este sistema gradual de revelación aseguraba que cada individuo recibiera solo el conocimiento que podía manejar responsablemente (preparación, iluminación e iniciación).
Contrario a lo que algunos podrían pensar, el conocimiento oculto no es abstracto o impractical, pues dice Stenier que quien no es responsable en su vida cotidiana jamás podrá concocer de buena manera la vida espiritual. También enseña que este conocimiento puede transformar todos los aspectos de la vida humana. Sus aplicaciones prácticas se manifiestan en la pedagogía Waldorf, la agricultura biodinámica y la medicina antroposófica, demostrando que las verdades espirituales tienen relevancia directa para nuestra existencia cotidiana.
La clave está en comprender que el desarrollo espiritual requiere «disciplina y autoconocimiento». Los ejercicios que Steiner propone para «limpiar los pensamientos, emociones y acciones» no son diferentes en esencia de las prácticas ascéticas que han caracterizado a todas las tradiciones espirituales auténticas, es decir, prácticas que son comunes en diversas tradiciones religiosas y filosóficas que pueden incluir la meditación, el ayuno, el celibato, entre otras.
Vivimos en una época única en la historia humana, donde muchos conocimientos que antes estaban reservados para círculos iniciáticos están siendo revelados abiertamente, Peter Druker diría en su obra La era de la discontinuidad que se trata de la «Sociedad de la Información-Consciente». Sin embargo, esta revelación no elimina la necesidad de preparación. Como nos recuerda la Biblia: «Las cosas secretas pertenecen al Señor nuestro Dios, mas las cosas reveladas nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos» (Deuteronomio 29:29).
El equilibrio entre revelación y protección continúa siendo esencial. El conocimiento sagrado no se oculta por capricho divino, sino porque su recepción requiere una transformación interior que nos capacite para utilizarlo sabiamente. Como enseña Steiner, «conocer el actuar de las entidades espirituales nos ayuda más que las prédicas morales… y conociendo los hechos es que se crea la moral más eficaz».
Lo que quieri expresar es que la sabiduría contenida en Mateo 6 y las enseñanzas de Rudolf Steiner nos revelan que el secreto espiritual no es un obstáculo para el conocimiento, sino su guardián. La oración en secreto se convierte así en un método de iniciación que nos prepara para recibir verdades cada vez más profundas.
El conocimiento oculto continúa siendo protegido no por exclusividad, sino por necesidad. Su revelación gradual, basada en nuestro desarrollo espiritual, asegura que podamos integrar estas verdades de manera constructiva en nuestras vidas. Como nos enseña la tradición de lo oculto, aquellos que buscan sinceramente y se preparan diligentemente siempre encontrarán las puertas abiertas hacia los misterios más profundos de la existencia.
En esta era de transición, donde lo oculto se está haciendo manifiesto, nuestra responsabilidad es mayor que nunca: preparar nuestros corazones y mentes para recibir con reverencia y sabiduría las perlas de conocimiento que nos están siendo ofrecidas, recordando siempre que «tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará».

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